El grano supera al banano y se consolida como uno de los motores de la economía no tradicional en 2025

El cacao ecuatoriano vive un momento histórico. Tras años de crecimiento sostenido y una inédita escalada de precios internacionales, en el primer trimestre de 2025 se consolidó como el segundo producto de exportación no petrolero ni minero, desplazando al banano, tradicionalmente en esa posición. En 2024 ya había superado a los enlatados de pescado y ahora se reafirma como uno de los principales generadores de divisas del país.

Esta evolución ha sido impulsada por el aumento drástico del precio internacional del cacao, que pasó de un promedio de $2.500 por tonelada en 2023 a más de $11.000 en 2024. Aunque los precios han mostrado cierta volatilidad en lo que va de 2025, el impacto positivo en las exportaciones y en el ingreso de los productores ha sido evidente.


Crecimiento acelerado y mercados estratégicos

En cifras, mientras que las exportaciones de banano en 2024 alcanzaron los $3.839 millones, las de cacao cerraron con $3.618 millones, una diferencia de apenas $221 millones. La remontada definitiva se produjo en enero de 2025, cuando el cacao superó al banano por primera vez: $517 millones frente a $353 millones. Esta tendencia se mantuvo en febrero y marzo, lo que permitió cerrar el primer trimestre con $1.334 millones en exportaciones de cacao, frente a $1.116 millones del banano.

Estados Unidos continúa siendo el principal destino del cacao ecuatoriano, con $379 millones en exportaciones durante el primer trimestre de 2025 y un crecimiento del 100 % en volumen y divisas. Le siguen la Unión Europea, con $334 millones, y Malasia, con $238 millones.


Un contexto internacional que favorece al país

El impulso del cacao ecuatoriano está directamente relacionado con la caída en la producción de los principales países proveedores: Costa de Marfil y Ghana, que representan cerca del 70 % del cacao mundial. Según Merlyn Casanova, directora ejecutiva de la Asociación Nacional de Exportadores de Cacao del Ecuador (Anecacao), factores como el clima adverso y la baja calidad de las cosechas han provocado una reducción del 50 % en la producción de Costa de Marfil y del 20 % en Ghana, lo que ha afectado la oferta global y presionado al alza los precios.

Aunque se ha observado una leve recuperación en comparación con 2024, los niveles siguen por debajo de los de 2023, lo que mantiene la incertidumbre y volatilidad en el mercado. Por ejemplo, el 16 de mayo de 2025, el precio del cacao cerró en $10.898 por tonelada en la Bolsa de Nueva York, mientras que el 13 de mayo había descendido a $9.338.


Beneficios para los productores, desafíos para los exportadores

La actual coyuntura ha permitido que hasta el 90 % del valor de exportación llegue directamente al productor, fortaleciendo la agricultura familiar, mejorando los ingresos rurales y fomentando la inversión en las fincas. Según Anecacao, estos ingresos adicionales han sido destinados a necesidades familiares, ampliación de cultivos y mejoras en los procesos productivos, como fertilización, riego y capacitación técnica.

Sin embargo, el panorama no está exento de desafíos. Casanova advierte que el acceso a liquidez es una de las principales dificultades para las empresas exportadoras, especialmente en un contexto de precios elevados. A esto se suma la creciente inseguridad en las zonas productivas, que impacta directamente en la logística y el cumplimiento de contratos.


Proyecciones optimistas para el cierre de 2025

A pesar de las dificultades, las perspectivas para el año son positivas. Anecacao estima que en 2025 se exportarán aproximadamente 520.000 toneladas de cacao, generando más de $4.500 millones en divisas para el país. Este crecimiento no solo refleja el impacto de los altos precios, sino también el reconocimiento internacional del cacao ecuatoriano por su calidad.

Con estos resultados, Ecuador se consolida como uno de los principales actores del mercado global del cacao, con proyección a convertirse en el segundo exportador mundial, reafirmando el papel clave del grano como motor de desarrollo económico y rural.