Ecuador se encuentra en la última semana de su campaña electoral, marcada por un clima político intenso y polarizado. Según las últimas encuestas, el presidente Daniel Noboa, candidato por Acción Democrática Nacional (ADN), y Luisa González, representante del correísmo, emergen como los principales favoritos para pasar a la segunda vuelta. Sin embargo, algunos sondeos sugieren la posibilidad de que uno de ellos alcance la victoria en la primera ronda, lo que añade un mayor nivel de incertidumbre al proceso electoral.
Daniel Noboa, quien busca la reelección, ha centrado su campaña en visitas a diversas localidades, incluyendo una reciente caravana por la provincia rural de Los Ríos. Durante estos eventos, el mandatario ha llevado consigo el mensaje de continuidad y estabilidad, enfatizando su gestión y los logros de su administración. No obstante, su campaña no ha estado exenta de polémicas. Noboa ha delegado en cuatro ocasiones las funciones presidenciales en Cynthia Gellibert, secretaria de la Administración Pública y Gabinete de la Presidencia, a quien designó como «vicepresidenta encargada» mediante decreto. Esta decisión ha generado un fuerte debate constitucional, ya que la vicepresidenta electa, Verónica Abad, ha denunciado que esta medida vulnera el orden constitucional.
Abad, quien mantiene una relación conflictiva con Noboa, ha calificado estos decretos como un «golpe de Estado» y ha solicitado la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA). En su reclamo, Abad argumenta que la Constitución establece que las funciones presidenciales deben recaer en la vicepresidenta elegida por votación popular, y no en una figura designada por decreto. La OEA, junto con otras misiones de observación internacional, como la de la Unión Europea (UE), ha desplegado equipos en el país para monitorear el proceso electoral y garantizar su transparencia. La UE, por ejemplo, cuenta con más de cien observadores, mientras que la OEA ha enviado a más de ochenta.
Por su parte, Luisa González, candidata del correísmo, ha mantenido una campaña enfocada en recuperar las políticas sociales y económicas asociadas con el expresidente Rafael Correa. Su mensaje ha resonado entre sectores que buscan un cambio de rumbo en la política económica del país, especialmente en un contexto de desafíos como la inflación y el desempleo. González ha criticado la gestión de Noboa, acusándolo de no haber cumplido con las expectativas de la población en materia de seguridad y desarrollo social.
El escenario electoral en Ecuador no solo está marcado por las diferencias políticas entre los candidatos, sino también por las tensiones internas dentro del gobierno. La designación de Gellibert como vicepresidenta encargada ha abierto un debate sobre la interpretación de la Constitución y el papel de las instituciones en un contexto democrático. Estas controversias serán analizadas por las misiones internacionales, cuyo informe final podría tener implicaciones significativas para la legitimidad del proceso electoral.
En los próximos días, los ecuatorianos acudirán a las urnas en un ambiente de alta expectativa. La posibilidad de una segunda vuelta o de un triunfo en primera ronda dependerá de la movilización de los votantes y de la capacidad de los candidatos para consolidar su apoyo en las últimas etapas de la campaña. Lo que está claro es que estas elecciones no solo definirán el futuro político del país, sino que también pondrán a prueba la fortaleza de sus instituciones democráticas en un momento de profunda polarización.
El mundo estará observando cómo Ecuador resuelve este crucial proceso electoral, que podría sentar un precedente para la región en términos de gobernabilidad y respeto a las normas constitucionales.
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