La reestructuración interna y el apagón digital del portal profundizan las dudas sobre su futuro editorial.
Los periodistas Andersson Boscán Pico y Luis Eduardo Vivanco, cofundadores de La Posta en 2017, anunciaron su despedida del medio digital luego de ocho años de trabajo conjunto. Su salida se produjo en medio de una profunda reestructuración interna, marcada por la venta del portal a una empresa vinculada a un asambleísta alterno del movimiento oficialista ADN.
Una transición marcada por cambios abruptos
En agosto de 2025, de acuerdo con información pública, la propiedad de La Posta y de Radio Centro Digital pasó a manos del legislador alterno de ADN. Posteriormente, el medio suspendió la emisión de su principal programa, Café La Posta, mientras varias de sus plataformas digitales dejaron de operar sin que se ofreciera una explicación oficial.
Ante estos cambios, Vivanco se despidió del proyecto en redes sociales calificándolo como “un viaje salvaje que ha llegado a su final”. Por su parte, Boscán agradeció la trayectoria compartida con un mensaje dirigido a su audiencia: “Gracias por cambiar la forma de hacer periodismo”.
Un medio que marcó una época
Desde su creación, La Posta se consolidó como un referente del periodismo digital ecuatoriano, conocido por su estilo irreverente y por investigaciones que sacudieron la esfera política. Entre ellas destacó El Gran Padrino (2023), trabajo que expuso una presunta red de corrupción y narcopolítica vinculada al gobierno de Guillermo Lasso, detonando el llamado Caso Encuentro.
A pesar de la controversia por su tono confrontacional, el portal mantuvo una línea de denuncia que, para muchos, incomodó a diversos sectores de poder y transformó la dinámica del periodismo político en el país.
Incertidumbre sobre lo que viene
La venta del medio a un actor político cercano al oficialismo ha generado cuestionamientos sobre su futuro. Analistas y críticos advierten que adquisiciones de este tipo podrían traducirse en un giro editorial hacia contenidos más alineados con intereses gubernamentales.
La renuncia de sus fundadores, sumada al apagón digital sin explicaciones, deja en duda la continuidad de La Posta tal como se conocía y alimenta la percepción de que el proyecto culmina con la salida de Boscán y Vivanco.
El caso revela cómo la concentración de medios en manos de actores políticos puede modificar de manera sustancial la independencia editorial. Si bien los cambios de propiedad son parte de la dinámica empresarial, la falta de transparencia y el silenciamiento repentino de plataformas generan un impacto directo en la confianza pública. La Posta, que surgió como un medio disruptivo, enfrenta ahora un escenario incierto donde su identidad periodística podría redefinirse o, incluso, diluirse.





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