A casi 29 años, la memoria de los fallecidos sigue viva en cada romería en Loja

El 20 de agosto de 1996, durante la tradicional Romería de la Virgen del Cisne, la devoción de miles de fieles se vio ensombrecida por una tragedia que marcó para siempre a la provincia de Loja.

Un tráiler conducido por un hombre bajo los efectos del alcohol arrolló a un grupo de comerciantes que descansaban en carpas cerca de la Urna del Villonaco, en la vía Loja – Catamayo. El saldo fue devastador: 27 personas fallecidas y más de 10 heridas de gravedad.

Esa madrugada, la fe y la alegría de la romería se transformaron en llanto, confusión y dolor profundo. Familias enteras perdieron seres queridos, y la comunidad quedó marcada por la impotencia ante un accidente que podría haberse evitado.

Quienes sobrevivieron recuerdan la escena desgarradora: carpas destruidas, cuerpos tendidos en la vía y vecinos y peregrinos intentando auxiliar a los heridos. En medio de la tragedia, surgieron historias de valentía y solidaridad, pero ninguna pudo borrar el sufrimiento por los que nunca regresaron a casa.

A casi 29 años de este hecho, la memoria de aquellos 27 ángeles sigue viva en cada romería, recordando a la ciudadanía la importancia de la responsabilidad, la prudencia y el respeto por la vida. La tragedia de El Cisne no solo representa un capítulo de dolor, sino también un llamado permanente a cuidar la vida durante la devoción y las celebraciones religiosas.

Las autoridades locales y organizaciones de seguridad vial insisten en que este recuerdo debe servir como enseñanza para prevenir accidentes durante eventos masivos, fomentando la cultura de prevención y cuidado en cada peregrinación.