La mañana del 10 de agosto Manabí despertó con una noticia que ha dejado un profundo dolor en la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) y en toda la comunidad: la pérdida de dos jóvenes oficiales, unidos no solo por el uniforme, sino por un amor sincero y un compromiso de vida que quedó truncado de manera inesperada.

Dos tragedias en menos de 24 horas

El primer suceso ocurrió en la vía El Aromo–Redondel del Colorado, donde un accidente de tránsito cobró la vida de la teniente técnica Vanesa Coronel. La oficial, reconocida por su carácter firme y su sonrisa cálida, era muy querida entre sus compañeros y respetada por su dedicación y profesionalismo. En el accidente, seis personas más resultaron heridas, pero la partida de Vanesa dejó un vacío irreparable en la FAE y en su familia.

Horas después, dentro de la Base Aérea Eloy Alfaro en Manta, se confirmó el fallecimiento del teniente piloto Daniel Alexis Jarrín Feijoo, de 27 años. Fue encontrado sin vida en su habitación con dos impactos de bala, junto a su arma de dotación. Las autoridades, incluyendo la Fiscalía y la Policía Judicial, han iniciado una investigación exhaustiva para esclarecer las circunstancias de esta muerte, con la colaboración total de la Fuerza Aérea.

Un amor y un futuro interrumpido

Más allá de sus roles como oficiales, Vanesa y Daniel compartían un vínculo profundo. Estaban comprometidos para casarse a finales de 2025 y soñaban con construir un hogar juntos, tener hijos y vivir una vida llena de esperanzas y proyectos. Esta historia de amor, tan fuerte como el compromiso con su país, ahora permanece suspendida en los corazones de quienes los conocieron y amaron.

La voz de la Fuerza Aérea Ecuatoriana

En un comunicado oficial, la FAE expresó su “profundo pesar” por la pérdida de dos de sus miembros más jóvenes y valientes, reiterando su apoyo a las familias en este difícil momento. La institución militar ha resaltado el ejemplo de entrega, dedicación y amor que Vanesa y Daniel dejan como legado para las futuras generaciones.

Reflexión y recuerdo

Esta doble tragedia conmueve al país y plantea la importancia de cuidar a quienes sirven a la nación con valentía y entrega. Los nombres de Daniel y Vanesa quedarán grabados en la memoria colectiva, sus rostros inmortalizados en fotografías, y sus risas presentes en los recuerdos de quienes los amaron.

Hoy, su historia trasciende el dolor y se eleva al cielo, donde prometieron seguir juntos para siempre. Una historia que, aunque corta, habla de amor, compromiso y sacrificio.